Durante un tiempo estuve tentado en comprarme en la tienda de animales de la bocacalle de enfrente un hormigario de estos. Dado lo exiguo de mi morada, una familia de hormigas es lo más cercano a la idea de mascota que me puedo permitir. Pero, al final, me dio la paranoia de ¿y si se escapan y se me meten por el ordenador y me hacen la puñeta? Y pasé del antojo.