556. mm_ikea
Estaba pasando la aspiradora por toda la casa, porque si no enseguida el pelo del gato empieza a cubrir los muebles y no encuentro mis cosas. Poco a poco me fui animando, y me puse a limpiar el interior de la torre del ordenador de sobremesa, la vieja CPU que tengo abandonada encima del despacho desde que me regalaron este portátil. Había tanta pelusa y tanta porquería dentro, que se me ocurrió pasar por ahí la aspiradora y, sin darme cuenta, por el tubo empezaron a colarse microchips microprocesadores y otros nanobots con forma de artrópodos. En cuestión de segundos la placa base casi completa y otro tecno-órgano interno importante habían sido succionados. De pronto la aspiradora empezó a emitir un agudo pitido electrónico. A continuación le emergió un led verde en la panza, que enseguida se encendió. Mi aspiradora me dio las buenas tardes y se puso a dar vueltas sola por la moqueta, dejándomela impoluta y suave como el culito de un bebé de raso. Y no sólo eso, sino que además me ha colgado una estantería, me ha fregado los cacharros, me ha hecho la colada, me ha dejado un bombón sobre la almohada y lleva un rato conectada a la impresora, publicándome un manual de tecnología
para dummies.
Bueno, no ha sido exactamente así. Simplemente creo que he jodido también el ordenador de sobremesa. Este está siendo un agosto realmente memorable. No me suicido porque me saldría mal.
El cromo es obra de
Thomas Broome, y tiene muchos más así.
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