630. Estronjos
© Marcus BarnardAcogiéndome a esa máxima mía que reza que "éste es mi blog y aquí huele a lo que yo quiero", voy a contar una historia bastante boba que me acaba de venir a la cabeza.
De pequeño tenía un vecino, puerta con puerta, con el que jugaba a las chapas, a los muñequitos, a la pelota o a darnos de hostias, desde que éramos bebés y hasta los quince años o así, que es cuando dejamos de dirigirnos la palabra. Y apenas caminábamos erguidos cuando nos dio por adentrarnos en el maravilloso mundo del rol.
Aquí en Madrid se empezó a hablar de eso allá por mediados de los ochenta. Sabíamos que había una cosa que se llamaba "jugar al rol", y que era, para nosotros, algo asi como un libro interactivo de "Elige tu propia aventura", pero sin libro, sino que uno de los dos contaba una historia y el otro tomaba decisiones para ir avanzando en la aventura. Sabíamos que era imperativo que saliesen dragones, orcos y nuestra vecina de arriba, y pocas reglas más (todo esto era mucho antes de que empezase a pasar de mano en mano aquel tocho de fotocopias en inglés del AD&D 2ª ed. que cambió la vida de los pajeros de mi generación). Casi siempre era mi vecino el que contaba la historia. Me acuerdo perfectamente de que lo que más le gustaba era hacer onomatopeyas. Ponía voz solemne y me decía algo así como
"Vas por un pasillo y hay una puerta. ¿La abres?". Yo, acojonado, decía
"Sí", y por supuesto él, muy serio, muy despacito y mirándome fijamente, empezaba a imitar el ruido de unos pasos, unos goznes crujiendo, un hacha saliendo de la nada y mi cabeza volando y rebotando en el suelo. Después empezaba a agonizar, se tiraba al suelo y estiraba la pata de mentirijillas, con muchos aspavientos. Yo me quedaba triste, porque había perdido y nunca sabría que había detrás de la puerta.
Mi vecino era bastante embustero de pequeño, la verdad. Me mangaba juguetes, se inventaba excusas para romperme cosas, nos metía miedo con historias de fantasmas y marcianos, y acabó bastante solo en el barrio. A día de hoy evitamos cruzanos cuando vamos de visita al nido. Con lo que fuimos nosotros... Me acuerdo que una vez nadie quería ir a su cumpleaños, y me dijo, a ritmo de lapazos a través de su horrible aparato dental, que porfa, que fuese, que se había comprado un juego para el Spectrum que tenía de todo, que volabas y luego eras James Bond y luego conducías un tren y luego destruías la Estrella de la Muerte y que salían tetas y etc., etc. En ese plan, era un vecino poco querido, bastante pusilánime y trolero. Pero inevitablemente era mi vecino de al lado y nacimos con un par de semanas de diferencia, así que llevábamos lustros compartiendo hasta el patito de goma en la ducha. Pero me he ido por las ramas, y yo a lo que iba es a que esta misma mañana, hace unos minutos, he pillado a mi ex vecino en su enésima trola, y me ha venido todo esto a la cabeza y se me ha quedado cara de tonto.
En aquellas partidas de nuestro juego de rol discapacitado e inventado, decidí en un momento dado que mi personaje vivía en una casa en un árbol. Y mi vecino, sin pensarlo dos veces, haciendo de narrador, con esa voz engolada y un poco gangosa y poniendo esa cara de circunstancias, me informó de que una casa en un árbol era un "estronjo". Que mi personaje vivía en un "estronjo". Y por alguna razón ya no se me quitó esa palabra de la cabeza. Hasta el día de hoy, en los 20 años subsiguientes, más de una vez recuerdo haberme visto en la tesitura de tener que explicarle a alguien, orgulloso de extender mi cultura multidisciplinar, que una casa en un árbol era un "estronjo". Que Bart Simpson tenía un "estronjo", igual que Punky Brewster o los ewoks. Ahí, todo chulo, presumiendo de conocer términos restringidos y especiales, presumiendo de amante del género fantástico, presumiendo de sillón en la academia.
Y hace un rato he ido a buscar una foto de una casa en un árbol en Google, de un "estronjo", y la cruda realidad se me ha mostrado, me ha traído a la memoria todas estas cosas y me ha recordado que yo soy un pánfilo y mi vecino un pobrehombre.
Y me debe siete G.I. Joes.
Etiquetas: No, Twitter
_____________________________________________________________________________________________