Segundo de Chomón y el Cine Mágico
(Publicado originalmente el 21 de enero de 2005 en mi blog Frunobuland, hoy desaparecido)El 27 de enero de 2001, tuve el honor de asistir a una proyección retrospectiva de parte de la obra de
Segundo de Chomón en el cine
IMAX 3-D... ja, es broma: en la
Filmoteca de Madrid. Recuerdo esa
lejana tarde como una de las sesiones de cine más divertidas a las que he ido nunca. La única vez que he visto la
Filmoteca repleta de niños y niñas absolutamente pasmados ante lo que se desarrollaba en la pantalla. Algunas de aquellas imágenes, rodadas en algunos casos hace más de 100 años, provocaban risillas condescendientes, por lo primitivo de su factura; otras, verdaderas carcajadas, ante la destreza e imaginación que demostraban aquellos hombres de hace dos siglos para rodar esas películas cortitas; y casi todos salimos de allí muy emocionados. Yo, incluso más feliz que antes de haber visto aquello:
magia, pura magia.
Porque
Segundo de Chomón es uno de los padres indiscutibles del cine de fantasía y ciencia-ficción, y de la animación. Uno de los que pusieron la primera semillita, que poco a poco fue creciendo y germinando toda una industria, toda una cultura. Un visionario, un pionero de los efectos especiales. Y era español. De
Teruel.
Segundo nació en 1871, y después de cursar estudios básicos comenzó a trabajar de delineante. Apenas se sabe nada sobre su infancia y adolescencia, como pasa con casi todos los personajes históricos. Igual que otros de nuestros grandes
artistas, y ante el poco futuro que debían prever en un país cuasi-tercermundista como el nuestro, no tardó en emigrar a
París en 1895, muy poco tiempo antes de que los
hermanos Lumière inventaran el cinematógrafo. Se casó con una arctriz de teatro llamada
Julienne Alexandre Mathieu, pero poco después tuvo que marchar a la guerra entre
España y
Estados Unidos. Para cuando volvió a
París a lamerse las heridas, su esposa ya estaba inmersa en el mundo del cine, y trabajaba en el taller de coloreado del mismísimo
George Méliès. Inmediatamente se puso a trabajar en el estudio de
Méliès, y debido a sus inquietudes artísticas y plásticas enseguida quedó prendado de ese medio, y obsesionado de por vida con el cine del futuro, con emplear unas nuevas técnicas que él y otros contemporáneos iluminados, empezaban a utilizar.
A
Chomón se le considera inventor, principal y concretamente, de dos técnicas: el
pochoir (un sistema de coloreado de fotogramas que posteriormente fue patentado por
Charles Pathé, y denominado de por vida como
Pathécolor), y el
travelling (que utilizó por primera vez siendo ayudante de cámara en
'La vie et la passion de Nôtre Seigneur Jesuschrist' de
Lucien Nonguet, 1906-1907). Además, fue el impulsor del sistema
stop-motion, y desarrolló múltiples efectos de cámara, aparentemente sencillos y habituales hoy en día para cualquier experto videoaficionado, pero que entonces fueron toda una revolución.
Desde el año 1902,
Chomón se instala en Barcelona, donde rueda algunas escenas en exteriores, sin tardar en ponerse a experimentar con el (todavía inexistente) cine fantástico, con cortos como
'Choque de trenes' (1902),
'Pulgarcito' (1903) o
'Gulliver en el país de los gigantes' (1904). El primer film español rodado con manivela, es decir, foto a foto de tal forma que podían moverse objetos y actores entre un fotograma y otro, fue su obra
'Eclipse de sol', de 1905. Ese mismo año es reclamado para volver a
París, donde seguirá experimentando, de nuevo en el taller de
Pathé, con presupuestos más holgados y con gran libertad creativa. En esta etapa realiza más de 150 películas, entre ellas sus obras más conocidas (16 de las cuales yo tuve ocasión de ver en la citada muestra de la
Filmoteca). Películas con viajes a planetas lejanos, duendes y fantasmas, objetos que cobran vida, personas con ocho brazos... Y todo ello en
colores.
Siete años de brillante y desbordada creación, que se ven truncados cuando el estudio de
Pathé compra al de su gran competidor,
Méliès, y se puede permitir privarse del español: a la emergente compañía le interesa ahora llevar a la pantalla adaptaciones de novelas clásicas, dando lugar a las primeras películas de larga duración, en detrimento de la experimentación y el fantástico (hay que tener en cuenta que no existían las salas de cine, sino que las películas se vendían a la clase alta para el visionado particular y el disfrute de la
jet-set de entonces).
Chomón vuelve a
Barcelona con el zoom entre las piernas, pero debido a las limitaciones de nuestra industria, qué le vamos a hacer, duró hasta 3 años, y se limitó a poco más de veinte cintas, centradas en la temática popular imperante: sainetes, entremeses, zarzuelas... En 1912 huye a
Italia, para incorporarse al estudio de
Giovanni Pastrone.
En la Italia de comienzos del siglo XX, ya se veía venir, empezaba a pegar fuerte el llamado
peplum, el género de epopeyas históricas, pasajes bíblicos o leyendas mitológicas. Aquí es donde participó en la anteriormente citada producción sobre la vida de
Jesucristo, y otras aventuras en Pompeya, Troya o Cabiria. Precisamente en la superproducción de tres horas
"Cabiria" (
Giovanni Pastrone, 1913-1914),
Chomón volvió a hacer historia con su impresionante manejo de la cámara y la iluminación, y en la materialización de efectos especiales.
A finales de los años diez, y principios de los años 20's del siglo pasado, es decir, en plena
IGM,
Chomón permanecerá en
Turín, donde seguirá trabajando como técnico, moviendo la cámara y desarrollando efectos especiales, en películas tales como la conocida
"Napoleón" de
Abel Gance (1927), y disfrutará de un gran reconocimiento en el gremio, agasajado con premios
y reclamado en los estudios más conocidos, y sin dejar de investigar nuevas técnicas de coloreado. Moriría en 1929 después de un viaje a Marruecos.
Hasta aquí los datos biográficos. A continuación, vienen las reseñas. A volapluma. Se trata de un corta/pega de algunos apuntes que tomé en su día, aquella tarde de hace 4 años de la que hablaba al principio. Encontré esta semana por ahí las notas de un cuaderno de campo que llevaba entonces, y me pareció curioso y (quizás) interesante para alguien mis humildes impresiones, justo después del visionado de aquel cine futurista y mágico que se hacía hace más de 100 años. Pero aviso que entonces yo era igual de denso y a ratos incongruente que ahora...:
«Se trataba de un ciclo de películas breves rodadas entre 1905 y 1911 por Segundo de Chomón, un prolífico director, guionista y creador de efectos especiales nacido en Teruel y residente en Francia. Eran los comienzos del cine, y sin embargo las películas de este tipo eran pura magia. Estuve todo el rato maravillado, con una sonrisa ingenua, invadido de felicidad, pensando en lo increíble que era que hace cien años alguien pudiera hacer que los objetos de sus películas (muebles, vasos, dados o pajaritas de papel) se movieran solos, que la gente apareciera de la nada, desapareciera o se transformara, que las flores se convirtieran en personas, que un grupo de acróbatas japoneses formaran torres humanas de hasta nueve personas con un niño de unos 5 años sujetándoles a todos, que un grupo de científicos viajara a la Luna, o a Júpiter, y conociera a sus extraños y mágicos ciudadanos, que una casa encantada atacara a sus habitantes, que un hombre de 15 centímetros saliera de una caja y se comunicara con una mujer de tamaño natural... Incluso incluían efectos como el coloreado de fotogramas, transparencias, fotomontajes, dibujo sobre los fotogramas, stop-motion, proyección "marcha atrás"...
» Pura magia. En la sala de cine (abarrotada, como digo) se respiraba un ambiente de lo más agradable, había muchas carcajadas, y numerosos comentarios ingenuos y a voz en grito de las niñas de mi derecha...
» Fueron en total 16 películas cortitas, mudas por supuesto, 99 minutos en total. La proyección pertenecía al ciclo "Tesoros de la Cinémathèque Française", películas rodadas en Francia y restauradas recientemte por la Cinémathèque, en su mayoría nunca antes proyectadas o al menos no sin censura o en tan buen estado.
» Algunas de las que vi hoy de Chomón, por ejemplo, estaban perfectamente conservadas, como por ejemplo la primera, 'La casa de los duendes' ('La maison des revenants' de 1911) que contaba una divertidísima historia en un edificio, en el que el portero invita a todos los habitantes a una fiesta menos al cascarrabias del piso más alto, el cual se entera de la fiesta, y de que no ha sido invitado, y prepara trampas para todos sus vecinos aprovechando que todos están en la fiesta, y logrando que todos culpen al portero y le den un escarmiento. Preciosa, en perfecto estado de conservación (blanco y negro nítido, incluso brillante), y puro teatro y mueca. Es la única en la que no descubrí efectos especiales, sí mucha parafernalia, pirotecnia y mucho efecto especial "real".
» Otros títulos: 'Cauchemar et doux rêve', de 1908: una mujer está dormida en un banco del parque, y se ven sus sueños y pesadillas, con duendes y monstruitos que aparecen y desaparecen;
'Les cent trucs', 1906: una actuación de magia, con la cámara fija como si fuera el espectador de un teatro, en el que sale y entra gente de un espejo, hacen acrobacias y se transforman en otras personas...;
'Les cocottes en papier', 1908: una domadora de pajaritas de papel hace que se muevan con vida propia ante sus órdenes, o se transformen en gente real;
'Les dés magiques', 1908: una maga en un escenario, que con simples gestos va construyendo torres y edificaciones con dados gigantes, que saltan del suelo por arte de magia. Es un simple truco de proyectar "marcha atrás", cuando en realidad la maga lo que hacía era derribar las torres de dados;
'El hotel eléctrico' ('Hôtel électrique', 1905: uno de los mejores, sobre una pareja que llega a un hotel en el que los objetos se mueven y funcionan solos, gracias a la stop-motion, y ayudan a los visitantes cortándoles el pelo, colocando sus ropas, afeitándoles, etc. Hasta que la maquinaria falla y los objetos se mueven como locos;
'Kiriki, acrobates japonais', 1907, es el más divertido de todos: una familia de ridículos (por los disfraces) japoneses hacen torres humanas imposibles, sujetos por el menor de ellos por un solo dedo, o apoyados con la cabeza sobre el dedo del inmediatamente inferior... Pura magia. El truco: los acróbatas están realmente tumbados, haciendo las figuras en el suelo, y la cámara les enfoca desde arriba... ¡¡Genial!!».
(Nota: la mayoría de datos biográficos e imágenes los he obtenido de aquí.).
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