LES LUTHIERS. Instrucciones de uso
(Publicado originalmente el 10 de octubre de 2005 en mi blog Frunobuland, hoy desaparecido)
"Muchos especialistas sostienen que algunos animales son sensibles
a la
música, Mastropiero entre ellos. Entre los especialistas."
Les Luthiers, Romance del Joven Conde, la Sirena y el
pájaro Cucú. Y la Oveja. (Zoo-Cuento Infantil)
2005. De izqda. a dcha.: Jorge Maronna, Carlos Núñez (agachado),
Daniel Rabinovich, Carlos López Puccio y Marcos Mundstock.
1. Indicaciones
Decir que
Les Luthiers es un grupo de humoristas musicales es quedarse muy corto. Añadir a esta afirmación que son unos virtuosos de la música sinfónica, todos ellos intérpretes multiinstrumentistas, de altísimo nivel académico, magníficos compositores o directores de orquesta, y con dotes actorales, les hace más justicia. Pero teniendo en cuenta que además de todo ello tienen grandes voces líricas y que ejecutan sus perfectas piezas clásicas con instrumentos que ellos mismos fabrican a partir de objetos de la basura, uno se va haciendo una idea de que estamos ante un grupo único. Y además, te partes el culo.
El origen de este peculiar combo está en la
Argentina de los años sesenta. Se conocieron en los tiempos muertos de la vida universitaria, y especialmente en los ensayos del coro del que formaban parte varios de sus componentes. Más concretamente, se puede localizar el germen de
Les Luthiers en un festival de coros universitarios que tuvo lugar en
Tucumán, en 1965. Uno de los grupos que se presentaron a concurso interpretó con maestría una pieza que originalmente iba a ser llamada
'Cantata Modatón'. El texto de la cantata correspondía al prospecto de un laxante, por lo que finalmente esta pieza sería conocida como
'Cantata Laxatón'. Aquel grupo de jóvenes inquietos y caóticos, al mismo tiempo que intelectuales y academicistas, se presentó ya desde el primer momento con instrumentos no formales, fabricados por ellos mismos. La representación tuvo tanto éxito, que algún rotativo local se hizo eco y pronto fueron contratados para llevarla profesionalmente a los escenarios, con gran éxito de público, durante varios meses consecutivos en una sala de fiestas de
Buenos Aires.
Fue en aquel lugar donde los 4 componentes iniciales de
Les Luthiers (
Gerardo Masana,
Carlos López Puccio,
Daniel Rabinovich y
Jorge Maronna) se dieron cuenta de que podían empezar a tomar en serio sus cuchufletas orquestales, y empezó su escalada hacia la fama. Primero bajo el nombre de
I Musicisti (con el espectáculo
“I Musicisti y las óperas históricas”, siendo entonces 10 músicos en la banda) y poco a poco como
Les Luthiers. Aproximadamente diez años después de su estreno amateur, ya eran un conjunto que giraba por todo el mundo. Actualmente siguen en activo (aunque su formación ha variado ligeramente, como veremos, y es que 40 años no pasan en balde) y continúan fieles a su costumbre de rodar un espectáculo cada dos años. Precisamente hace un mes publicaron un nuevo disco.
El éxito de
Les Luthiers yo creo que se debe a la suma de todos sus innegables talentos: su ejecución perfecta, impecable, sólo propia de músicos disciplinados, de conservatorio y ensayo diario; la originalidad de sus instrumentos, algunos tan conocidos como sus propios miembros; su humor nunca chabacano y sin caer en lo zafio y fácil, y para todos los públicos. Sutil, inteligente, que se apoya mayoritariamente en los juegos de palabras, los dobles sentidos y los ensayadísimos gestos e interacción de los músicos en el escenario; su condición de grupo genuino, único, de culto. Que cuida a sus fans y se deja cuidar por ellos; y su capacidad de haber sabido crearse un universo propio, casi un lenguaje personal, repleto de personajes peculiares y extraños, guiños, lugares imaginarios y toda una continuidad dentro de su obra, que hace que crea conveniente dedicarles un glosario particular, como haré más adelante.
1972. Pucho, Maronna, Núñez, Rabinovich, Ernesto Acher,
Gerardo Massana (sentado) y Mundstock
2. Contraindicaciones
Quien no les conozca debe saber que
Les Luthiers son un grupo que juega con una imagen de músicos clásicos, con permanente esmóquin y pajarita, en la más pura tradición de los grupos de música de cámara. Y aunque cada uno de ellos tiene formación musical y está especializado en algún instrumento concreto, son capaces de intercambiarse continuamente vientos, cuerdas, teclados, percusión y voces en un mismo espectáculo. Del mismo modo, en su música cabe de todo: sonidos inspirados en la música clásica (
Bach o
Stravinsky son las influencias que más citan), música tradicional latina (del
calypso al tango pasando por el bolero y el cha-cha-cha), ritmos africanos, zarzuelas, rapsodias, melodías de
Broadway, muchísimo jazz,
foxtrot, flamenco, country, música infantil, música coral,
jingles publicitarios, rap... Todo vale en la música de
Les Luthiers, y todo es transformado para hacerlo suyo e introducirlo en su particular universo.
Como dice el genial título de uno de sus divertidos espectáculos,
Les Luthiers “unen canto con humor”. Además de tocar de maravilla instrumentos informales y cantar a varias voces, hacen reír, son humoristas. Engolan las voces, imitan personajes y hacen onomatopeyas. Actúan, dramatizan, chocan entre ellos, saltan y tropiezan. Pero la imagen, su puesta en escena, es extremadamente minimalista: un escenario vacío, y los músicos en traje delante de sus instrumentos. En solitario, en pareja, trío, cuarteto, quinteto o sexteto. Con los focos coordinados para iluminar a cada uno en el momento preciso. Pero sin decorado, sin
atrezzo ni ningún otro elemento. Cuando en la obra participan otros personajes, hay que imaginárselos en el escenario.
Y ya he mencionado un par de veces el
background que rodea a
Les Luthiers, ese particular universo que sobrevuela su música. Para adentrarnos un poco más en él, así como conocer a sus miembros, sus instrumentos y su obra, les he dedicado un glosario alfabético.
Años ochenta, la formación más clásica: arriba, Daniel Ernesto y Marcos;
abajo, Jorge, Carlos y Pucho.
3. Composición
4 de septiembre: en esta fecha, en el año 1967, comenzó la andadura de
Les Luthiers como tales. Después de la larga temporada de
I Musicisti con sus
“Óperas históricas”, tuvieron un parón y una discusión relacionada con el reparto económico. Como ya he mencionado, y volveré a hacerlo,
I Musicisti eran 10 compañeros de la universidad. En esta fecha, y a raíz de aquella discusión,
I Musicisti se escindieron, dando origen a lo que serían definitivamente
Les Luthiers. Y desde entonces, cada 4 de septiembre viajan desde donde se encuentren a casa de uno de ellos, y celebran el cumpleaños de la banda, con una tarta, velas, regalos y bromas.
Acher, Ernesto: es uno de los miembros más recordados del grupo, aunque no es un
Luthier original. Entró a formar parte del grupo sustituyendo al habitual narrador Marcos Mundstock durante un año sabático, en 1971. Pero a su vuelta, decidieron que se quedaba, y fueron 6 miembros hasta que acabó abandonándoles por diferencias creativas, diez años más tarde.
Será recordado sobre todo por esa voz de niño pequeño curioso y molesto en
‘La gallina dijo Eureka’, y por ir ataviado con el instrumento que más le caracterizó, el
gom horn da testa.
alambique encantador: uno de los instrumentos informales más recientes de
Les Luthiers, utilizado durante su gira
"Los Premios Mastropiero" (2005). Se trata de un gran mueble con tres secciones diferentes, que debe ser tocado por tres luthiers al mismo tiempo. Un conglomerado de copas, botellas de colores y luces, vistoso y original.
Antenor: uno de los instrumentos más sofisticados de
Les Luthiers era un simpático robotito de latón,
Antenor, que mediante un complicado mecanismo artesano se movía por el escenario y hacía unos ruidos metálicos acompasados, así como percusión. Fue creado por
Carlos Núñez, y les acompañó durante la gira
“Hacen muchas gracias de nada” (1980). Hacia el final de la misma, explotó en plena representación.
Argentina: la patria del grupo se hace notar, más allá del acento. Y las costumbres, los giros, los personajes históricos y reales (los no inventados por ellos), nos son conocidos y habituales. Una suerte para los hispanohablantes.
barríltono: uno de los instrumentos más geniales. Se trata de un contrabajo montado sobre un barril hueco, sin base ni tapa y con ruedas, de tal manera que el ejecutante se sitúa dentro del mismo para la ejecución, y lo toca en movimiento por el escenario
Algunos instrumentos informales: 1. Antenor / 2. Alambique encantador / 3. Jorge Maronna
con el barríltono / 4. Carlos Núñez tocando el bass-pipe a vara /
5. Desafinaducha / 6. Varios yerbatófonos (kazoos) / 7. Narguilófono /
8. Carlos Núñez de nuevo, tocando el ferrocalíope junto a Marcos Mundstock.
bass-pipe a vara: uno de los instrumentos más característicos de
Les Luthiers durante sus primeros años, y que da nombre a la pieza de obertura (
‘Jingle bass-pipe’) del primer espectáculo grabado en imágenes por
Les Luthiers,
“Mastropiero que nunca” (1979). Se trata de una enorme tuba en forma recta, con cuatro boquillas diferentes de intensidad regulable, al estilo del tradicional trombón de varas. Por su enorme tamaño, iba acoplado a unas ruedas procedentes de un carrito de la compra.
calephone da casa: un instrumento de viento construido a partir de una caldera.
desafinaducha: aparatoso y complicado instrumento de “cuerda percutida”, pero sustituyendo las cuerdas que supuestamente acciona el teclado por un mecanismo acuático, agua de una ducha que se vierte sobre una serie de ruedas y va a parar a una pila. Tanto la
desafinaducha como el
calephone da casa, el
nomeolbídet y el
lirodoro fueron construidos para el juego de
'Loas al cuarto de baño'.
Una imagen en directo tocando 'Loas al cuarto de baño'.
Domínguez, Hugo: tras la muerte de
Iraldi, este experimentado músico y luthier profesional pasó a ser el constructor a sueldo de los extraños instrumentos que utilizan
Les Luthiers, siempre ayudado por
Carlos Núñez. Además de fabricar alguno de los instrumentos más conocidos del grupo, hace piezas por encargo para otros músicos que emplean instrumentos informales (como
Los Macocos o
2saxos2), y tiene una encantadora
página web.
ferrocalíope: fascinante piano de cola espacial, utilizado por
Carlos Núñez en
‘Fronteras de la ciencia’ para comunicarse con los extraterrestres, dotado de luces de colores, humo y un sonido entre sacro y marciano. Por supuesto, se inspira en el extraordinario
calíope real.
fuera de programa: para entendernos, de esta manera llaman
Les Luthiers en sus espectáculos a los
bises. Al tener todas las obras el tono de una sesuda y académica ejecución de música clásica, una vez acabado el recital anunciado en el programa de mano, el narrador y moderador del acto (
Marcos Mundstock) avisaba, invariablemente, en todos sus shows, que a continuación,
«fuera de programa», iba a tener lugar alguna pieza extra. Generalmente, un tema conocido, de espectáculos de temporadas anteriores.
gom horn da testa: como su propio nombre (aproximadamente) indica, se trata de un instrumento de viento parecido a la trompeta, pero con un largo tubo de goma como cuerpo, que separa una mitad de la otra, y que por su aparatosidad se apoyaba en la cabeza del intérprete, acoplado a un casco (lo que lo diferencia del
gom horn natural).
I Musicisti: como ya se ha contado, los orígenes de
Les Luthiers están en un festival de coros universitarios, a mediados de los años sesenta. Entonces no tenían nombre, pero pocas semanas después de aquel festival, para su primera actuación profesional, se hicieron llamar
I Musicisti (“los músicos”, en italiano). Originalmente eran 10 miembros. Después de la escisión que tuvo lugar el 4 de septiembre de 1967,
Gerardo Masana,
Marcos Mundstock,
Daniel Rabinovich y
Jorge Maronna formaron
Les Luthiers, mientras que
Jorge Schussheim,
Raúl Puig,
Guillermo Marín,
Daniel Durán y
Horacio López continuaron como
I Musicisti.
Carlos Núñez Cortés inicialmente se quedó con el segundo grupo, pero pronto se marchó con
Les Luthiers, pasando a ser uno de los miembros más importantes durante toda su trayectoria.
Iraldi, Carlos: “luthier de
Les Luthiers”. Hasta su fallecimiento, Iraldi era el encargado del taller de los imaginativos y fantásticos instrumentos que luego la banda utilizaba en el escenario.
juegos de palabras: una de las características en el humor de
Les Luthiers es su ingenio y destreza con el lenguaje a la hora de hacer los gags. Además de jugar al despiste con el público con letras cacofónicas o rimas imposibles, son famosos sus calambures y dobles sentidos en los títulos de su producción, tales como
“Mastropiero que nunca” (1979),
“Les Luthiers hacen muchas gracias de nada” (1980),
“Bromato de Armonio” (1998),
“Les Luthiers unen canto con humor” (1999) o
“Todo por que rías” (2000).
Además de en los títulos de sus espectáculos, esta constante humorística está presente en la invención de neologismos a la hora de bautizar a sus instrumentos (
latín,
desafinaducha,
lirodoro, etc.) o los curiosos estilos musicales con que definen sus piezas (salmos sectarios, música medio árabe, rapsodia gastronómica, zarzuela náutica,
hematopeya,
himnovaciones,
boleróvolo, verdades
hindudables...).
Hay que destacar que
Les Luthiers se esfuerzan en no utilizar en su repertorio giros propios del dialecto argentino, para que su castellano sea universal y pueda ser comprendido allá donde vayan de gira.
1989. Mundstock, Maronna, López Puccio,
Núñez y Rabinovich (sentado, abajo).
latín: es el nombre de un instrumento de cuerda que se toca con un arco, y que consta de una caja hueca de hojalata que hace la resonancia, y un mástil en el que se tensan las cuerdas de diferentes materiales y tonalidades. Para entendernos, es un violín artesano, fabricado con lo que parece una lata de magro de cerdo.
lirodoro: otro instrumento manufacturado, en este caso una tapa de WC con cuerdas de lira.
López Manzitti, Gustavo: al ser todos los miembros de
Les Luthiers importantes intérpretes, directores de orquesta o sesudos teóricos de la historia de la música, o bien debido a enfermedades o problemas personales, en ocasiones necesitan sustitutos para sus giras.
Gustavo Manzitti es un espléndido tenor famoso en
Argentina, y un multiintrumentista que conoce al dedillo todo el repertorio de
Les Luthiers, permanentemente dispuesto a reemplazarles en sus giras internacionales cuando alguno se encuentre de baja o tenga alguna segunda ocupación ineludible. Un
Luthier en el banquillo.
López Puccio, Carlos (Pucho): miembro fundador de
Les Luthiers, director de orquesta, director de coro, autor de varias óperas y virtuoso de casi cualquier instrumento que caiga en sus manos, incluso de varios palos en una sola pieza, es desde mi punto de vista el que menos papel protagónico tiene en las actuaciones, casi siempre en segundo plano menos cuando tiene que llevar la batuta interpretativa, cosa que también hace maravillosamente. En cambio, es el que más llama la atención, con su largo pelo rubio (ya blanco) y su aspecto nórdico. Especialista en el violín (y el
latín, que viene a ser el violín
luthierano), la percusión y en la armónica.
luthier: es una palabra francesa que designa al fabricante y reparador de guitarras e instrumentos de cuerda. Por extensión, y probablemente gracias a
Les Luthiers, si sacas música de un objeto convencional, puedes considerarte
luthier.
mandocleta: asombroso invento. Una especie de mandolina adosada al asiento de una bicicleta, que es pulsada por un mecanismo al pedalear; al mismo tiempo, un extraño teclado construido en el manillar, y que se toca apretando las manillas de freno.
Maronna, Jorge: otro miembro fundador de
Les Luthiers, compositor, guitarrista y alma del grupo junto a
Pucho y
Carlos Núñez. Especializado en los instrumentos de cuerda como la guitarra española, bajos y contrabajos, sitar, el
lirodoro, el
barríltono y cualquier objeto hueco con cuerdas tensadas. En aquellos psicodélicos comienzos sesenteros de la banda,
Jorge llevaba el pelo largo, casi afro, y un permanente bigotón, y llevaba la voz cantante en algunas de las piezas más conocidas de toda su discografía, como la del trovador de
‘El rey enamorado’ o el instigador del juego de
‘La payada de la vaca’. Es reconocible por ser el que pronuncia las "s" con mayor ceceo, y por ser el único afeitado en los últimos espectáculos.
Masana, Gerardo (El Flaco): hasta su temprano fallecimiento en 1973,
Gerardo Masana fue el ideólogo y principal impulsor de la aventura de
I Musicisti y posteriormente
Les Luthiers. Principal compositor de sus primeras partituras musicales, y creador de los primitivos instrumentos. La leucemia acabó con su vida a los 37 años, y por ello no aparece en sus vídeos más célebres, y sólo puede descubrírsele en las primerizos LPs. Aunque no estuviese presente en el momento de alcanzar la fama, no hay que olvidar que
Les Luthiers existen gracias a él.
Mastropiero, Johan Sebastian: toda la obra de
Les Luthiers, desde sus comienzos hasta sus más recientes aportaciones, está compuesta por el incombustible músico
Johan Sebastian Mastropiero. Generalmente, cada pieza está introducida por un texto narrado por
Marcos Mundstock, que presenta la misma en tono neutro, y nos introduce un nuevo dato acerca de la agitada vida de
Mastropiero. Su música regia de encargo, sus composiciones para publicidad, para los niños más pequeños o películas mudas, y su larga vida salpicada de anécdotas, momentos memorables y flirteo con importantes miembros de la alta sociedad, la nobleza y el espectáculo, son por supuesto fruto de la imaginación de
Les Luthiers. Es nada más, pero también nada menos, que el personaje central de toda su producción. Una licencia y un hilo conductor omnipresente.
Dibujo realizado por José Manuel Machado.
müller:
Klaus Müller era el seudónimo que tomaba
Johan Sebastian Mastropiero en su visita al zar de
Rusia, en la obra
'El zar y un puñado de aristócratas'. Esta pieza operística empieza con un largo prólogo de
Marcos Mundstock, que aprovechaban el resto de músicos para descansar en bambalinas, sabiendo que tenían que entrar a escena en el momento en que mencionaba dicho nombre. Desde ese momento, a la palabra clave, la coletilla que deben aprenderse como regla mnemotécnica, y que da paso a una intervención, la llaman
müller.
Mundstock, Marcos (Pelado): calvo y con barba,
Marcos Mundstock no es un
Luthier. No construye ni toca instrumentos. Y sin embargo, es una pieza clave e imprescindible en sus espectáculos. Se trata del introductor, el narrador de las historias, el locutor que introduce y presenta las actuaciones, explicando lo que se va a ver y situando históricamente la pieza musical en el contexto de la vida de
Mastropiero. Maestro de ceremonias serio y flemático casi siempre, aunque a menudo pierde los papeles (figuradamente, y también de forma literal, ya que con el guión que lee en cada presentación, dentro de su carpeta roja, puede pasar cualquier cosa) o interviene activamente en las actuaciones. De inconfundible y poderosa voz (fue locutor de radio, famosísimo actor de doblaje y redactor publicitario durante mucho tiempo), también canta y actúa en momentos puntuales, llevando el peso protagónico en bastantes obras.
narguilófono: otro instrumento informal memorable, que despide agudos pitidos modulables, construido a partir de una shisha o pipa árabe... encendida, con humo y sustancia.
nomeolbídet: el cuerpo de un bidet y el mástil hecho de tuberías, apoyados en un atril, forman una especie de chiflado contrabajo de sonido metálico y misterioso.
Núñez Cortés, Carlos (Loco): probablemente, el alma de
Les Luthiers. Él es quien más ha hecho, con su perseverancia, por mantener viva la leyenda del grupo. El más pendiente de la prensa y del público, quizá sea el pilar fundamental, el alma del conjunto. Genio virtuoso del piano (base musical de muchas piezas) aunque también sea habitual verlo con instrumentos de viento o percusión. Generalmente representa el rol más serio en el escenario, si bien su vis cómica también está presente, especialmente cuando se trata de caerse, retorcer su cuerpo o demostrar su agilidad.
palabros: otro ejemplo de esa máxima
luthierana del humor basado en los dobles sentidos y en los juegos de palabras. En sus espectáculos, a menudo utilizan palabras inventadas, ligeramente cambiadas o dotadas de un significado diferente al verdadero. Casi un diccionario propio de palabras inventadas. Por ejemplo, para
LL, los musulmanes más radicales son "muy sulmanes"; los que sin embargo cumplen los mandamientos de
Mahoma a medias, son "ma-o-menos". Un glosario completo de
luthierías se puede consultar
aquí.
Además, en cierta ocasión
Les Luthiers confeccionaron por encargo un diccionario de palabras relacionadas con la música. Una con cada letra del abecedario. Se puede leer
aquí.
Rabinovich, Daniel (Neneco): es el elemento más cómico y simpático del conjunto. Habitual a la percusión, pero como el resto también dotado para los instrumentos de cuerda o de viento, pero más que musicalmente destaca por sus payasadas, sus disparates, sus torpezas y su cercanía con el público. De perenne sonrisa, inocente y bonachón, le convierten en el miembro más carismático.
tubófono parafínico cromático: viene a ser una flauta de pan artesana, construida utilizando de 31 tubos de ensayo rellenos de silicona a diferentes alturas. Se sopla por los tubos, dando cada uno una entonación diferente, o bien se sopla varios a la vez o formando escalas.
En orden común de lectura: Jorge Maronna tocando el nomeolbídet; Mundstock con su eterna carpeta
roja; Núñez Cortés al lirodoro; López Puccio con el latín; Rabinovich con el calephone da casa.
Turano, Horacio (Tato): pianista, cantante, saxofonista, amante del jazz, arreglista y compositor, se trata del otro músico sustituto puntual de cualquiera de los miembros de
Les Luthiers. La incorporación más reciente, desde mediados de 2000. Es innegable el talento de estos músicos de apoyo, capaces de sustituir al genio de
Carlos Núñez al piano,
López Puccio al latín, las personales introducciones habladas de
Marcos Mundstock, la guitarra de
Jorge Maronna o la simpatía de
Daniel Rabinovich.
univocálicos: no estoy seguro de que este término exista. Me quiero referir con él a una constante oculta en el repertorio de
Les Luthiers: a lo largo de su trayectoria, en cinco discos diferentes, grabaron 5 canciones instrumentales cuyo título (en inglés) contiene una sola vocal. Una muestra más de su genialidad y su originalidad:
- Con la letra “a”, un
rag:
'Papa Garland had a hat and a jazz band and a mat and a black fat car';
- con la “e”, un
ten step:
'Pepper Clemens sent the messenger: nevertheless the reverend left the herd)';
- con la “i”, un
shimmy shimmy:
'Miss Lilly Higgins sings shimmy in Mississippi’s spring';
- con la “o”, un
foxtrot:
'Doctor Bob Gordon shops hot dogs from Boston';
- y con la “u”, un
“blus”:
'Truthful Lulu pulls thru zulus'.
vídeo vs. audio: los discos de
LL son en su gran mayoría (principalmente, desde finales de los setenta) grabaciones en directo de sus espectáculos. No son una banda de estudio al uso. Y hay que tener en cuenta que sus actuaciones están llenas de mímica, gestos, interacción corporal, miradas y silencios, imprescindibles para entender muchas de sus historias y chistes. Algunos discos están publicados con largos minutos de silencios salpicados de risas, y momentos incomprensibles. Definitivamente, puedo decir que es necesario verles, en directo o en DVD, para admirarles. Los discos de
Les Luthiers son sólo un 60% geniales.
yerbatófono d'amore: el cazú (o
kazoo) es esa especie de trompetilla de cuchufleta que se usa en las chirigotas, y que se toca soplando y modulando la voz al mismo tiempo para darle entonación.
Carlos Núñez inventó su propia versión, un instrumento que lo imita perfectamente, a partir de unas pequeñas bolsas de barro que se usan para preparar mate. Al ser un instrumento que se toca sin manos, lo utilizan a menudo en los temas más desenfadados como sustituto de la voz.
Zappa & The Mothers of Invention: esta es una licencia mía, un invento, evidentemente. Como gran aficionado a la música y la vida de
Frank Zappa, me ha sorprendido encontrar algunas similitudes entre su grupo,
The Mothers of Invention, y estos
Les Luthiers. Algunas más evidentes y otras más cogidas con alfileres. De hecho, la primera vez que vi a
LL encima de un escenario, con esas pintas, esa compenetración, ese altísimo nivel interpretativo y ese sentido del humor, me vino a la cabeza la imagen de la banda de
Zappa. Me da la sensación de que ambos sonidos no provienen de mundos demasiado lejanos. Al menos, estoy casi seguro de que la música que hacen unos les gusta o les gustaría a los otros. Aunque no pongo en duda que pueda deberse a la paranoia propia del fan, pero voy a tratar de explicarlo. Antepóngase en todos los casos el universal “salvando las distancias”.
Para empezar, la trayectoria de ambas bandas es paralela en el tiempo (
Zappa nació en 1940, y su primer disco oficial data de 1966). En aquella época pre-
hippy, a mediados de los años sesenta, los músicos lucían greñas, ropas raídas y ajustadas, bigotes enormes y barbas de pedigüeño.
Zappa & The Mothers cumplen todos los tópicos: feos, desgarbados,
freaks, y además orgullosamente defensores de esa condición, enfrentados en una lucha imaginaria con la gente guapa, la “gente de plástico”;
Les Luthiers, les guste a ellos o no, en sus primeras apariciones recuerdan por su aspecto enteramente a una banda que podría haber actuado en
Woodstock, de no ser por su eterno esmóquin y pajarita, seña de identidad y recordatorio de su origen académico.
Además, está el permanente tono sarcástico, irónico y humorístico sin resultar hiriente ni zafio, constante también en el caso de
Zappa.
El caos sonoro y la experimentación sin tapujos, sin prejuicios, desde la música de
Stravinsky y otros clásicos del siglo XIX y XX, pasando por la música de raíces (en cada caso, de sus propios orígenes geográficos), la pasión por el jazz, por la fusión, por la armonía y por la melodía.
También llama la atención la disciplina del ensayo constante, como un equipo que trabaja a sueldo, algo que ya se ha perdido totalmente en la rutina de los grupos modernos, que se juntan exclusivamente para grabar sus discos y ensayan sólo para las giras.
Por supuesto, la dificultad en la ejecución de cada pieza. Hay grupos en la historia de la música cuya virtud ha sido fabricar canciones pegadizas, melodías fáciles y sencillas, que cualquiera puede versionar. La música de
Les Luthiers es compleja, elaborada y va al límite, a buscar las vueltas sin quedarse en lo más fácil. Como la de
Zappa... y en realidad, la de muchos grandes compositores de música clásica y grupos de los años sesenta y setenta, cuando en la música entraba el elemento del virtuosismo, de la pasión por la experimentación, el jugueteo con los instrumentos y la virguería sobre el pentagrama.
Y otro paralelismo que quiero encontrar está en la elaboración de ese complejo entramado de personajes. La genialidad de crear un universo propio (éste que estamos glosando) y hacer que los personajes que se mencionaban en un disco de los años sesenta vuelva a aparecer en un tema de los 90, en otro contexto diferente, dotanto a sus textos de eso que se conoce como
“claves de continuidad conceptual”. Donde
Les Luthiers tienen a
Johan Sebastian Mastropiero, a
Manuel Darío, a
Warren Sánchez, a
Kathy la reina del saloon, a
Lazy Daisy, el asesino misterioso o el rey enamorado,
Zappa tenía a the
Thing-Fish, el
Central Scrutinizer,
Uncle Meat, las
Baby Snakes, la princesa judía, el perro
Fido, el tiburón amarillo o el gigante cachorro
Frunobulax.
Les Luthiers of Invention, 1979
4. Posología
Desde 1966, cuando compusieron su primera obra (para el teatro de
Buenos Aires que les tuvo en nómina tras su éxito en el festival de coros) y hasta este preciso momento, en el que están de gira y acaban de pasar por
España,
Les Luthiers han presentado un espectáculo nuevo cada año, o cada dos años. En los años setenta ofrecían un recital anual, generalmente en el
Teatro La Salle de Buenos Aires, que se prolongaba durante el tiempo que reclamara la audiencia.
Con
"Mastropiero que nunca", de 1977, y ya fallecido el alma mater del grupo
Gerardo Masana, la fama golpeó a
Les Luthiers y sus espectáculos pasaron a durar dos años en cartel, así como a representarse fuera de
Buenos Aires e incluso fuera de
Argentina.
Hay mucho material que aún no ha sido distribuido, y sólo quizá algún día lo sea. Quedó para los afortunados asistentes a los teatros. La producción de
Les Luthiers disponible en tiendas es la siguiente:
Audio:
"Sonamos pese a todo" (1971)
"Cantata laxatón" (1972)
"Les Luthiers volumen 3" (1973)
"Les Luthiers volumen 4" (1976)
"Mastropiero que nunca" (1979)
"Les Luthiers hacen muchas gracias de nada" (1980)
"Les Luthiers volumen 7" (1983)
"Cardoso en Gulevandia" (1991)
Video (por orden de publicación; todos en DVD):
"Mastropiero que nunca" (1979)
"Les Luthiers hacen muchas gracias de nada" (1980)
"Grandes hitos" (1995)
"Bromato de Armonio" (1998)
"Les Luthiers unen canto con humor" (1999)
"Humor dulce hogar" (1986)
"Viegésimo aniversario" (1989)
"Todo por que rías" (2000)
"El grosso concerto" (2001)
"Viejos fracasos" (1977)
Libros (sobre o de LL):
"Les Luthiers de la L a la S" (Daniel Samper Pizano, 1991)
"Cantando bajo la ducha (Quince lecciones para alcanzar el sueño de ser músico)" (Daniel Samper Pizano y Jorge Maronna, 1994)
"Carlos Iraldi, Luthier de sonidos" (Lucía Maranca, 1997)
"Cien caracoles argentinos" (Carlos Núñez Cortés y Tito Narosky, 1997)
"Confesiones de un espermatozoide" (Daniel Samper Pizano y Jorge Maronna, 1997)
"El sexo puesto" (Daniel Samper Pizano y Jorge Maronna, 1997)
"De tripas corazón" (Una novela berracamente espiritual)" (Daniel Samper Pizano y Jorge Maronna, 1999)
"El tonto emocional (Un novelón para espíritus selectos)" (Daniel Samper Pizano y Jorge Maronna, 1999)
"Copyright (Plagios literarios y poder político al desnudo)" (Jorge Maronna y Luis María Pescetti, 2001)
"Cuentos en serio" (Daniel Rabinovich, 2003)
"El silencio del final (Nuevos cuentos en serio)" (Daniel Rabinovich, 2004)
"Gerardo Masana y la fundación de Les Luthiers" (Sebastián Masana, 2004)
WWW:
Hay un lugar en Inet donde hay mucho más sobre
Les Luthiers de lo que quisieras saber:
lesluthiers.org. De ahí he sacado mucha de la información y todas las imágenes. Aparte de ofrecer datos y anécdotas hasta la extenuación, tienen un gran archivo con fragmentos de audio y video. Si os interesa el universo
Luthier, haced el favor de pasaros por allí y encontraréis toneladas de información del grupo, de cada uno de sus miembros, de los instrumentos que utilizan todo lo relacionado con ellos.
Etiquetas: AUTOARQUEOLOGIA
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Segundo de Chomón y el Cine Mágico
(Publicado originalmente el 21 de enero de 2005 en mi blog Frunobuland, hoy desaparecido)El 27 de enero de 2001, tuve el honor de asistir a una proyección retrospectiva de parte de la obra de
Segundo de Chomón en el cine
IMAX 3-D... ja, es broma: en la
Filmoteca de Madrid. Recuerdo esa
lejana tarde como una de las sesiones de cine más divertidas a las que he ido nunca. La única vez que he visto la
Filmoteca repleta de niños y niñas absolutamente pasmados ante lo que se desarrollaba en la pantalla. Algunas de aquellas imágenes, rodadas en algunos casos hace más de 100 años, provocaban risillas condescendientes, por lo primitivo de su factura; otras, verdaderas carcajadas, ante la destreza e imaginación que demostraban aquellos hombres de hace dos siglos para rodar esas películas cortitas; y casi todos salimos de allí muy emocionados. Yo, incluso más feliz que antes de haber visto aquello:
magia, pura magia.
Porque
Segundo de Chomón es uno de los padres indiscutibles del cine de fantasía y ciencia-ficción, y de la animación. Uno de los que pusieron la primera semillita, que poco a poco fue creciendo y germinando toda una industria, toda una cultura. Un visionario, un pionero de los efectos especiales. Y era español. De
Teruel.
Segundo nació en 1871, y después de cursar estudios básicos comenzó a trabajar de delineante. Apenas se sabe nada sobre su infancia y adolescencia, como pasa con casi todos los personajes históricos. Igual que otros de nuestros grandes
artistas, y ante el poco futuro que debían prever en un país cuasi-tercermundista como el nuestro, no tardó en emigrar a
París en 1895, muy poco tiempo antes de que los
hermanos Lumière inventaran el cinematógrafo. Se casó con una arctriz de teatro llamada
Julienne Alexandre Mathieu, pero poco después tuvo que marchar a la guerra entre
España y
Estados Unidos. Para cuando volvió a
París a lamerse las heridas, su esposa ya estaba inmersa en el mundo del cine, y trabajaba en el taller de coloreado del mismísimo
George Méliès. Inmediatamente se puso a trabajar en el estudio de
Méliès, y debido a sus inquietudes artísticas y plásticas enseguida quedó prendado de ese medio, y obsesionado de por vida con el cine del futuro, con emplear unas nuevas técnicas que él y otros contemporáneos iluminados, empezaban a utilizar.
A
Chomón se le considera inventor, principal y concretamente, de dos técnicas: el
pochoir (un sistema de coloreado de fotogramas que posteriormente fue patentado por
Charles Pathé, y denominado de por vida como
Pathécolor), y el
travelling (que utilizó por primera vez siendo ayudante de cámara en
'La vie et la passion de Nôtre Seigneur Jesuschrist' de
Lucien Nonguet, 1906-1907). Además, fue el impulsor del sistema
stop-motion, y desarrolló múltiples efectos de cámara, aparentemente sencillos y habituales hoy en día para cualquier experto videoaficionado, pero que entonces fueron toda una revolución.
Desde el año 1902,
Chomón se instala en Barcelona, donde rueda algunas escenas en exteriores, sin tardar en ponerse a experimentar con el (todavía inexistente) cine fantástico, con cortos como
'Choque de trenes' (1902),
'Pulgarcito' (1903) o
'Gulliver en el país de los gigantes' (1904). El primer film español rodado con manivela, es decir, foto a foto de tal forma que podían moverse objetos y actores entre un fotograma y otro, fue su obra
'Eclipse de sol', de 1905. Ese mismo año es reclamado para volver a
París, donde seguirá experimentando, de nuevo en el taller de
Pathé, con presupuestos más holgados y con gran libertad creativa. En esta etapa realiza más de 150 películas, entre ellas sus obras más conocidas (16 de las cuales yo tuve ocasión de ver en la citada muestra de la
Filmoteca). Películas con viajes a planetas lejanos, duendes y fantasmas, objetos que cobran vida, personas con ocho brazos... Y todo ello en
colores.
Siete años de brillante y desbordada creación, que se ven truncados cuando el estudio de
Pathé compra al de su gran competidor,
Méliès, y se puede permitir privarse del español: a la emergente compañía le interesa ahora llevar a la pantalla adaptaciones de novelas clásicas, dando lugar a las primeras películas de larga duración, en detrimento de la experimentación y el fantástico (hay que tener en cuenta que no existían las salas de cine, sino que las películas se vendían a la clase alta para el visionado particular y el disfrute de la
jet-set de entonces).
Chomón vuelve a
Barcelona con el zoom entre las piernas, pero debido a las limitaciones de nuestra industria, qué le vamos a hacer, duró hasta 3 años, y se limitó a poco más de veinte cintas, centradas en la temática popular imperante: sainetes, entremeses, zarzuelas... En 1912 huye a
Italia, para incorporarse al estudio de
Giovanni Pastrone.
En la Italia de comienzos del siglo XX, ya se veía venir, empezaba a pegar fuerte el llamado
peplum, el género de epopeyas históricas, pasajes bíblicos o leyendas mitológicas. Aquí es donde participó en la anteriormente citada producción sobre la vida de
Jesucristo, y otras aventuras en Pompeya, Troya o Cabiria. Precisamente en la superproducción de tres horas
"Cabiria" (
Giovanni Pastrone, 1913-1914),
Chomón volvió a hacer historia con su impresionante manejo de la cámara y la iluminación, y en la materialización de efectos especiales.
A finales de los años diez, y principios de los años 20's del siglo pasado, es decir, en plena
IGM,
Chomón permanecerá en
Turín, donde seguirá trabajando como técnico, moviendo la cámara y desarrollando efectos especiales, en películas tales como la conocida
"Napoleón" de
Abel Gance (1927), y disfrutará de un gran reconocimiento en el gremio, agasajado con premios
y reclamado en los estudios más conocidos, y sin dejar de investigar nuevas técnicas de coloreado. Moriría en 1929 después de un viaje a Marruecos.
Hasta aquí los datos biográficos. A continuación, vienen las reseñas. A volapluma. Se trata de un corta/pega de algunos apuntes que tomé en su día, aquella tarde de hace 4 años de la que hablaba al principio. Encontré esta semana por ahí las notas de un cuaderno de campo que llevaba entonces, y me pareció curioso y (quizás) interesante para alguien mis humildes impresiones, justo después del visionado de aquel cine futurista y mágico que se hacía hace más de 100 años. Pero aviso que entonces yo era igual de denso y a ratos incongruente que ahora...:
«Se trataba de un ciclo de películas breves rodadas entre 1905 y 1911 por Segundo de Chomón, un prolífico director, guionista y creador de efectos especiales nacido en Teruel y residente en Francia. Eran los comienzos del cine, y sin embargo las películas de este tipo eran pura magia. Estuve todo el rato maravillado, con una sonrisa ingenua, invadido de felicidad, pensando en lo increíble que era que hace cien años alguien pudiera hacer que los objetos de sus películas (muebles, vasos, dados o pajaritas de papel) se movieran solos, que la gente apareciera de la nada, desapareciera o se transformara, que las flores se convirtieran en personas, que un grupo de acróbatas japoneses formaran torres humanas de hasta nueve personas con un niño de unos 5 años sujetándoles a todos, que un grupo de científicos viajara a la Luna, o a Júpiter, y conociera a sus extraños y mágicos ciudadanos, que una casa encantada atacara a sus habitantes, que un hombre de 15 centímetros saliera de una caja y se comunicara con una mujer de tamaño natural... Incluso incluían efectos como el coloreado de fotogramas, transparencias, fotomontajes, dibujo sobre los fotogramas, stop-motion, proyección "marcha atrás"...
» Pura magia. En la sala de cine (abarrotada, como digo) se respiraba un ambiente de lo más agradable, había muchas carcajadas, y numerosos comentarios ingenuos y a voz en grito de las niñas de mi derecha...
» Fueron en total 16 películas cortitas, mudas por supuesto, 99 minutos en total. La proyección pertenecía al ciclo "Tesoros de la Cinémathèque Française", películas rodadas en Francia y restauradas recientemte por la Cinémathèque, en su mayoría nunca antes proyectadas o al menos no sin censura o en tan buen estado.
» Algunas de las que vi hoy de Chomón, por ejemplo, estaban perfectamente conservadas, como por ejemplo la primera, 'La casa de los duendes' ('La maison des revenants' de 1911) que contaba una divertidísima historia en un edificio, en el que el portero invita a todos los habitantes a una fiesta menos al cascarrabias del piso más alto, el cual se entera de la fiesta, y de que no ha sido invitado, y prepara trampas para todos sus vecinos aprovechando que todos están en la fiesta, y logrando que todos culpen al portero y le den un escarmiento. Preciosa, en perfecto estado de conservación (blanco y negro nítido, incluso brillante), y puro teatro y mueca. Es la única en la que no descubrí efectos especiales, sí mucha parafernalia, pirotecnia y mucho efecto especial "real".
» Otros títulos: 'Cauchemar et doux rêve', de 1908: una mujer está dormida en un banco del parque, y se ven sus sueños y pesadillas, con duendes y monstruitos que aparecen y desaparecen;
'Les cent trucs', 1906: una actuación de magia, con la cámara fija como si fuera el espectador de un teatro, en el que sale y entra gente de un espejo, hacen acrobacias y se transforman en otras personas...;
'Les cocottes en papier', 1908: una domadora de pajaritas de papel hace que se muevan con vida propia ante sus órdenes, o se transformen en gente real;
'Les dés magiques', 1908: una maga en un escenario, que con simples gestos va construyendo torres y edificaciones con dados gigantes, que saltan del suelo por arte de magia. Es un simple truco de proyectar "marcha atrás", cuando en realidad la maga lo que hacía era derribar las torres de dados;
'El hotel eléctrico' ('Hôtel électrique', 1905: uno de los mejores, sobre una pareja que llega a un hotel en el que los objetos se mueven y funcionan solos, gracias a la stop-motion, y ayudan a los visitantes cortándoles el pelo, colocando sus ropas, afeitándoles, etc. Hasta que la maquinaria falla y los objetos se mueven como locos;
'Kiriki, acrobates japonais', 1907, es el más divertido de todos: una familia de ridículos (por los disfraces) japoneses hacen torres humanas imposibles, sujetos por el menor de ellos por un solo dedo, o apoyados con la cabeza sobre el dedo del inmediatamente inferior... Pura magia. El truco: los acróbatas están realmente tumbados, haciendo las figuras en el suelo, y la cámara les enfoca desde arriba... ¡¡Genial!!».
(Nota: la mayoría de datos biográficos e imágenes los he obtenido de aquí.).
Etiquetas: AUTOARQUEOLOGIA, Sobre cine
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