Twit #00056
Me pasó el otro día una cosa bastante curiosa y chocante que quiero contar aquí, para ver si alguno queríais darme vuestra opinión.
Resulta que en mi parcela de ridiculez pública en Twitter se me ocurrió preguntar al aire si acaso yo era el único al que le parecía raro que en elpais.es tuvieran a un columnista asalariado para que lleve el blog de El Pais sobre cine, y que éste (un joven director novel) se dedique casi exclusivamente a hablar de una película que ha hecho. Me refería, claro está, al blog de Nacho Vigalondo, la supuesta Gran Esperanza Blanca de nuestro cine patrio, que ha rodado una cosa que nadie le distribuye, y que nos cuenta día a día cómo la mueve por aquí y por allá y reseña cada uno de los lugares en los que hablan de su película. A mí esto me parecía raro, e incluso un poco impresentable por parte de El País. Me siento insultado por El Pais, que como lector y aficionado al cine decido seguir al periodista al que El Pais ha contratado para llevar un blog sobre cine, y me encuentro con que este señor sólo habla de su película, exclusivamente de su película, de cómo nadie quiere distribuir su película a pesar de la buena acogida que tiene su película en los circuitos americanos independientes (donde por lo visto quieren rehacer su película) o de lo tontos que son y lo equivocados que están los que critican su película. Y vale, a mí esto me parece muy bien, pero ¿dónde está el blog sobre cine? Un blog sobre las vicisitudes de una puñetera película me importa tres pares de cojones. Ni aunque fuese el mismísimo blog de "Ciudadano Kane" escrito por Welles y Hearst a dos manos, ni siquiera aunque contase algo interesante para cineastas en ciernes como pudieran ser detalles del rodaje, lista del catering o fotos descartadas de los desnudos frontales femeninos. ¿Acaso soy el único al que le parece un poco impresentable, como decía antes, que alguien de El País decida pagar a un tío por hacer promoción 24/7 de su dichosa peliculita? ¿Esto no funcionaba al revés hasta hace poco?
Insisto en lo de El Pais y en lo de pagar, porque si Vigalondo se abre su propio blog de promoción me parece fabuloso, o si Vigalondo le paga a El Pais por que le hagan promoción de la pobre de su película, que es como se ha hecho esto toda la vida. Pero que una forma de periodismo autobombo tan vacía, tan localista, tan bochornosa y tan mercantil la realice un señor en nómina, me parece un error. Y, tal y como dije en el otro sitio, me parece legítimo por parte de Vigalondo que chupe del frasco mientras se lo permitan (que a mí no me afecta, que ni soy periodista ni director novel, pero me solidarizo con todos ellos por el injusto trato que El Pais les profesa), pero no comprendo cómo alguien de El Pais permite esto. Me parece un modelo de columnista sin precedente alguno en el periodismo. Y por eso lo denunciaba, se lo contaba a las tres o cuatro personas que me pudieran leer ahí, para que dieran su opinión. Y resulta que la única persona que me dio su opinión fue el propio Vigalondo (Vigalounge en Twitter), que haciendo gala de una omnipresencia que a mí me dejó asombrado, abandonaba su largo silencio en Twitter, de varias semanas, para explicarme educadamente que soy un gilipollas frustrado y que cómo se me ocurría cuestionar su blog. Que si acaso prefiero que hable de mí y que, repetía para dejarlo claro, soy un gilipollas.
Yo no entiendo nada. Debe ser verdad que soy gilipollas, pero sigo sin entenderlo. Que El Pais elimine de un plumazo a colaboradores magníficos, alguno de los cuales han escrito columnas sobre cultura y/o sobre cine que practicamente han cambiado el devenir cultural y abrieron los ojos a toda una generación o dos (me refiero, por supuesto, a Jordi Costa), o que se gane miles de puntos llevándose por fin a su cabecera a Carlos Boyero (que nunca entendí qué pintaba este gran hombre en El Mundo), y que sin embargo contrate a un tipo para que se haga autobombo y no hable de nada interesante más que para él y sus productores, a mí sí que es verdad que me frustra. Me parece una vergüenza. Me da bastante ascazo. Pero no me da asco Vigalondo; o al menos, no por esto. Lo que me da asco son este tipo de decisiones editoriales, y que los habituales lectores del blog de Vigalondo sean todos tan cerriles y más vigalondistas que el papa y permitan que pase esto. Porque esa es otra... Que con la excepción de Tones, al que admiro profundamente, las groupies de Vigalounsshhh me parecen la piara más infecta de la blogosfera, y casi uno por uno, unos patanes y unos niños a medio cocer. Y estoy pensando en dos o tres que... En fin. Da lo mismo. Tenemos los blogs que nos merecemos.
Y tampoco tiene más enjundia. Que El Pais es una empresa privada, y Vigalondo atrae a ese tipo de lectores con píxeles por neuronas y sigue colando publicidad, y ya está. Pero me parece una pena esto. Y encima me llama gilipollas a mí, porque me gustaría que dejara de dar la brasa y que escribiera sobre cine...
La verdad es que esto es lo más trepidante que me ha pasado en lo que va de año, querido diario, porque llevo ya 20 días casi sin salir de la cama, que empiezo ya a pensar que tengo el virus del Legado. Y poner en evidencia y, sin querer, en pie de guerra, a un futuro jurado de Mira quién baila, me ha animado un poco.Etiquetas: Sobre cine, Twitter
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